
Levanto la taza y tomo el primer sorbo. Cierro los ojos para poder disfrutarlo más. Abro los ojos al tiempo en que la taza sigue inclinada y sobre mis labios. En el fondo, me observo. Esperando no reconocerme. Identificandome detalladamente, en cada sorbo, en
cada gesto al volver la taza a su posición horizontal hasta dejarla inmovilnuevamente sobre la mesa.
1 comentario:
Es increible como algo que para muchos (incluyendome) es cotidiano y poco transcendente se puede convertir en un pensamiento sobre el futuro, una busqueda de lo desconocido. Excelente composición, espero encontrar más pronto!
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